CAMINANDO CON MIGUEL Y FRANCA
Estuvimos, Franca y yo, en la Carrera de
Miguel 2016. Fue en Bariloche, lugar amado por nuestra pequeña familia.
Andrea Galaverna, Defensora del Pueblo, organizadora del evento, había descubierto, visitando la ex. E.S.M.A.,
en uno de los carteles del predio, que Franca había sido andinista (trepadora y esquiadora) y
luego, en las publicaciones del Club
Andino encontró su nombre, nuestra presencia.
Le preguntó a Luciano Magrini que
es músico y colega suyo como docente en
la Universidad local, también organizador de esta carrera que recuerda al joven
atleta maratonista, si la había
conocido. “Claro fue como una
hermana” y de hecho los Magrini y los
Jarach son amigos de por vida. Fue así como este año hubo “dos historias dentro
de las 30 mil”. El afiche con las dos
fotos, Miguel en su atuendo de corredor, Franca
invernal con el de esquiadora.
Para mi fue una gran emoción y hubo varios encuentros
con estudiantes y ciudadanos,
hermosos, como siempre, los que tuve con los adolescentes de los secundarios y
con los niños de la primaria. Imágenes fotográficas en una muestra armada por Florencia Magrini relataron a
Franca en Bariloche: niña
trepando en roca y el blanco de la
nieve y de los hielos. En la
universidad con la presentación de un
valioso proyecto de Paseo de la Memoria y lo más maravilloso, desde luego,
la Carrera de Miguel, con una multitud de corredores de todas las edades
compartiendo el empeño de la Memoria de lo que no debe ser olvidado. Al lado de Elvira, hermana de Miguel,
compartí, compartimos ese fuerte
compromiso de recuerdo y
homenaje. Dos historias de jóvenes entre miles
que corrieron y caminaron por
idénticas metas: un mundo mejor, con iguales oportunidades para todos. Mirando todos hacia delante: ellos, siempre
presentes, y nosotros. Dispuestos a vencer obstáculos y esforzándonos todo lo posible.
Nosotros hoy, tratando de seguir
sus caminos, sostenidos por esas potencialidades quebradas por la dictadura
cívico militar, que creyó que todo iba a borrarse al cortar esas jóvenes vidas, sin sospechar siquiera que hay fuerzas
e ideales que se prolongan más allá de la humana y mortal existencia. En nuestro caso, las madres ya no podríamos valernos de resistencia
física y capacidad deportiva pero hay otras formas de “resistencia” y de
“voluntad” que nos animan a avanzar.
Y hubo música. Una canción para Miguel,
sorpresa conmovedora para Elvira y nos
abrazamos. Para mi hubo un fogón y más y
más canciones, junto a algunos viejos amigos y muchos compañeros más. Elvira se
había ido. El lugar, un jardín hermoso lleno de árboles, esos árboles que Franca
amaba y que trato de que se planten en
muchos lugares en recuerdo de
esas vidas. Nos convidó en su
casa Marcela Cevallo y el lugar, en los Cohihues, tiene también
que ver con ese pasado de valiosos recuerdos de vida compartida en
familia con los buenos amigos que la vida nos donó.
Me
acompañó además una de mis sobrinas, Dori,
que es, ella también, una amante de la montaña, y su nieta Sofía, de 10 años que, en esos intensos
tres días se contagió de ese amor. Todos, grandes y chicos, lo vivimos unidos
por esas consignas de Verdad, Justicia y Memoria, a las que estoy sumando otra
que considero esencial para ese Nunca
Más al que aspiramos y que es: NUNCA MÁS EL SILENCIO.
Vera Jarach
Madre de Plaza de Mayo, Línea Fundadora.
Madre de Plaza de Mayo, Línea Fundadora.