Unas
70 personas nos congregamos en el Espacio Patrick Rice, convocadas por el Grupo En Memoria del Pueblo -de la Iglesia Santa Cruz-,
la Comunidad
Pentecostal Dimensión de Fe y las Fraternidades Laicas Carlos
de Foucauld. Todo comenzó allí con un hermoso acto de reflexión, oración y
ofrecimiento, mientras encendíamos velas que depositamos en cruz en el suelo.
Con su luz en la mano, nuestra compañera Beatriz Lewin leyó este párrafo de un
libro de oraciones, “El Libro del Templo”:
“Feliz el fósforo que se consume al
encender la llama. Feliz la llama que arde en secretos corazones. Felices los
corazones que dan con dignidad su último latido. Feliz el fósforo consumido que
encendió la llama”.
Salimos
de la capilla. Tras otras palabras pronunciadas en la explanada ante la puerta
del Espacio, y según escribe René Flores, de la Fraternidad y miembro
del Colectivo Memoria Militante, “Caminamos entre árboles y hojas secas, cerca
de edificios que encerraban horas de horror y vidas encerradas. Y pudimos
cantar:
Los que mueren por la vida,
No pueden llamarse muertos,
Y a partir de este momento,
Es prohibido llorarlos,
Que se callen los redobles,
En todos los campanarios,
Vamos cumpa carajo,
que para amanecer,
no hacen falta gallinas,
sino cantar de gallos”
Cada
parada un recuerdo, una reflexión, un pedido de investigación y
justicia, un compartir una historia.
"Ayer hubo una noche. Hoy hay
luces y sombras. Mañana tenemos que empujar al sol para que llegue un
nuevo DÍA"
En
una de las estaciones, Beatriz Lewin continuó leyendo párrafos, de hondo
sentido:
“Los jóvenes desaparecidos no hablan.
Ellos pertenecen a la silenciosa memoria de Dios. Sin embargo, se los escucha
en las casas, en los templos, en el viento, en las calles. Poseen un silencio que
habla por ellos en la noche.
Dicen: Somos jóvenes. Hemos muerto.
Recuérdennos.
Dicen: Nuestras muertes no son
nuestras, ahora son de ustedes, y ustedes les darán sentido.
Dicen: No podemos decir si nuestras
vidas y muertes son por la paz o por una nueva esperanza o por nada; tan sólo
ustedes deberán decirlo”.
Siguió
René: “Paramos frente al Casino. Allí donde amanecieron a muchos de
los nuestros. Allí, con las guitarras y voces se pudo escuchar:
"Hay que seguir andando,
muchos no están,
y el corazón siente
el vacío,
ellos están junto a
nosotros,
su sangre canta en nuestras cuerdas,
este es el tiempo del Hombre
Nuevo".
El
cierre se realizó, a metros del ex Casino de Oficiales, en el espacio que
recuerda a Rodolfo Walsh, cercado por la intervención "Carta Abierta de un
escritor a la Junta
Militar ”, “realizada sobre una idea del artista plástico León
Ferrari, quien fue amigo de Walsh. Se trata de una estructura de 14 paneles con
forma de biombo, realizada en vidrio y acero, donde está reproducida la carta
del periodista y escritor, con la misma tipografía de la maquina de escribir
Olympia con la que Walsh escribió ese texto, un día antes de su asesinato”
Y terminó René: “Al cierre de las estaciones fue un compartir las muchas luchas, desde los rincones de las esperanzas”.
Y terminó René: “Al cierre de las estaciones fue un compartir las muchas luchas, desde los rincones de las esperanzas”.
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