Las Madres hemos recorrido un largo camino que se inicia un 30 de abril de 1977, en plena dictadura militar, a instancias de Azucena Villaflor de De Vincenti, cuando catorce mujeres hacen pública la desaparición forzada de sus hijos a través del accionar genocida del terrorismo de Estado.

viernes, 4 de octubre de 2013

Baldosa de Primavera 21-09-2013


Palabras leídas por nuestra compañera Beatriz Lewin, al instalarse la baldosa por sus queridos hijo y nuera, el sábado 21, día de la primavera, día del cumpleaños de Marcelo…

Queridos familiares, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora (mis hermanas), Amigos:
Estamos hoy aquí reunidos los papás, hermanos y sobrinos de nuestros queridos hijos Mirta y Marcelo, en esta última vereda que pisaron la aciaga noche del 18 de Mayo de 1978, en que fueron secuestrados por un grupo de tareas de la genocida dictadura militar.
Para recordar y homenajear a Mirta y a Marcelo, a 35 años de su desaparición y para contarles de ellos, “los chicos”, como los seguimos nombrando.
En ese entonces Marcelo tenía 21 años y Mirta 20. Se conocieron unos años antes durante unas vacaciones, se enamoraron y formaron la hermosa pareja que muestran las fotos.
En 1970 ya corrían tiempos difíciles, Marcelo cursaba la secundaria en el colegio Nicolás Avellaneda, 4º y 5º año en el turno vespertino porque dijo que quería trabajar y mantenerse, y así fue.
Creo que formaba parte del centro de estudiantes y me contaba cuando en las marchas en las calles la policía los fotografiaba y los corrían, las tomas del colegio.
Ante mis temores y pedido de cuidado, el me decía que “no pasaba nada…”, yo creo que le quería creer…
Él era alegre, generoso, muy sensato en cuanto a las relaciones familiares. Marcelo tiene un solo hermano, mayor que el, que también en esa época pasó vicisitudes durante las tomas de la facultad de medicina, y hoy nos acompaña con su esposa, hijos y nieta.
En 1975, terminada la secundaria, Mirta ingresó a la carrera de Terapeuta Ocupacional y Marcelo a Ciencias de la Educación. Ella trabajaba por la tarde en el negocio de sus padres y los medio días almorzaba con ellos. Marcelo trabajaba por la mañana en el Banco Provincia casa central y lo hizo durante 3 años hasta su detención. Me llamaba invariablemente todas las mañanas a la oficina donde yo estaba empleada.
En Julio de 1977 se casaron y vinieron a vivir al deto 1º B de este edificio (A. Jonte 2250).
Su luna de miel fue en Córdoba, en el hotel del Bco. Provincia. De allí se trajeron un pequeño perrito que encontraron al que cuidaron con todo amor y lo llamaron “Egus”.
Eran independientes económicamente y bien organizados.
Los sábados iban a una villa en flores para dar ayuda escolar a los chicos. En ese mes de mayo del 78 estaban preparando la fiesta del 25 de Mayo en la villa: las familias iban a preparar empanadas, yo les prestaba mi tocadiscos…. Esa era su manera de militar, trabajaban, estudiaban, militaban para crear “un Mundo Mejor y el Hombre Nuevo” que ellos soñaban y sigue soñando cada generación.
Marcelo se reía cuando yo le decía que eso podía ser peligroso…si no tendrían que irse del país.
Ahora estoy segura de que ellos ya sabían que había miles de desaparecidos, incluso tal vez algún buen amigo, pero no translucían nada…
Así es que no llegaron a su fiesta del 25 de Mayo, porque el 18 se los llevaron….
El único día que no se comunicaron con nosotros, con Tita corrimos a su casa y el encargado nos contó que a la madrugada los bajaron encapuchados y encadenados, llevando también el perrito y valijas llenas de todo lo que se robaron.
Entonces si, el terror se apoderó de nosotros y comenzó esa larga noche sin amanecer que significó la desesperada búsqueda.
Comisarías, abogados, Hábeas Corpus que volvían denegados. En la Liga Argentina por los derechos del Hombre, una larga fila de una cuadra, allí estaba toda la verdad: decenas de personas para denunciar el secuestro de sus familiares, hombres, mujeres, algunas embarazadas, de todas las edades y situación social.
Recorrimos todas las instancias civiles, militares, religiosas, embajadas. Todas sin respuesta.
En 1980 estuve en Amnesty  Internacional , Londres. Allí tenían toda la información de los sucesos en Argentina, incluso ya figuraban los nombres de Mirta y Marcelo. Su papá fue a ver al Papa, que no lo recibió, lo atendió un secretario.
En Europa se sabía todo, mientras que acá se decía que “los argentinos somos derechos y humanos”.
Hubo mucha gente solidaria, que aún a riesgo de sus propias vidas, trataron de ayudarnos, entre otros el Sr Robert Cox, director del diario Buenos Aires Herald, quien ya nos hablaba de “los vuelos de la muerte”. También el Rabino Marshall Meyer, quien ayudó a salir del país a muchas personas y nos asistió al grupo de familiares de detenidos judíos desaparecidos, que fuimos más de 2000.
A partir de 1983, con el retorno de la democracia, luego del juicio a las juntas, el libro “Nunca Más” y las investigaciones, supimos que en todo el país hubo más de600 centros clandestinos de detención. Lamentablemente Mirta y Marcelo no fueron vistos en ninguno de ellos. Solo por la escuela de mecánica de la armada pasaron más de 5000 detenidos, torturados y eliminados cruelmente.
Los antropólogos forenses trabajan en la identificación de los restos que se van encontrando y se entregan a los familiares, y abuelas para la restitución de los bebés y niños apropiados, a sus verdaderas familias.
Actualmente se están llevando a cabo numerosos juicios, aunque por ahora no podemos entrar en ninguna querella porque no fueron vistos en ningún centro de detención.
Ya hay 441 militares condenados a cárcel común y perpetua y en curso 400 juicios más.
Finalmente, a los 10 meses de casados, los criminales se llevaron la vida de Mirta y Marcelo y la de los hijos que soñaban tener, hasta la de los nietos…porque hoy podrían ser abuelos….
Los nombres de Mirta y Marcelo hoy están grabados en la piedra junto con otros muchos miles en el parque de la memoria, construido sobre el Río de La Plata, destino final de tantas víctimas y monumento gigante al “Nunca Más…”
Y porque hoy, el día de la primavera, hoy, Marcelo cumpliría 57 años, mi corazón grita:
“Ni olvido, ni perdón, ni reconciliación”!
Marcelo Dyszel, presente!
Mirta Schwalb, presente!
30.000 detenidos desaparecidos, presentes!
Ahora y siempre!!
Ahora y siempre!!

Beatriz Lewin – primavera 2013.

Las familias de Mirta y Marcelo agradecen profundamente al “Grupo de Memoria de La Paternal” y a sus jóvenes que se ocuparon con tanto cariño de esta baldosa.